Quien me ha preguntado por mis objetivos de este 2017 ya sabrá por donde va el post, y es que he decidido que, para mí, la palabra de este año es SEMBRAR.
Cuando ejecutamos un plan de personal branding, lo que hacemos es sembrar, porque es un proceso que apuesta por el trabajar día a día para dejar huella y poder recoger los frutos en el medio y largo plazo.
Gestionando nuestra marca personal, sembramos en nosotros mismos:
– Autoconocimiento. Para dejar huella fuera, hay que conocerse primero. Reconocer nuestras habilidades, nos ayuda a mejorar la autoestima y la confianza. Identificar miedos y creencias limitantes, nos permite afrontarlas. Analizándonos, descubriremos las incoherencias de nuestros actos, aceptaremos nuestros errores y trabajaremos para modificarlos.
– Nuevos hábitos y habilidades. Aprender a mejorar nuestras habilidades sociales y adquirir nuevos hábitos que nos permitan administrar mejor el tiempo, encontrar el equilibrio personal-profesional, relacionarnos con asertividad… Se trata de incorporar comportamientos, y también conocimientos y habilidades, que nos ayuden a ser mejor persona y mejor profesional.
Y en los demás:
– Una visión particular. Se trata de diferenciarnos, de exponer nuestra visión del mundo. Nuestro uso e interpretación de las herramientas que todos tenemos a nuestro alcance, y cómo esa forma única de verlo beneficia a los demás, es lo que realmente nos diferencia.
– Un posicionamiento. Queremos que los demás nos vean, nos identifiquen de una forma determinada, y eso no se hace de la noche a la mañana. La idea es transmitir esa visión, pero además ser coherente con ella en todo lo que hagamos.
– Nuevas relaciones. Ampliamos nuestro círculo y nuestra visibilidad, nos mostramos al mundo. Conectamos con personas con las que podemos tener una relación win-win, buscando siempre no sólo qué nos pueden dar, sino qué les podemos ofrecer nosotros.
El éxito es un fin, pero también es una consecuencia. Es el resultado de tomar el control y hacer todo lo que está en nuestra mano para enfocarnos en el objetivo sin olvidarnos de nosotros mismos. No vale ganar a toda costa. Queremos vender, pero el éxito está en ganar sin “venderse” a uno mismo.
Y no basta con hacerlo bien un día. Hay que trabajar para que todos los días sumen.
Lo dicho, a sembrar…