En la gestión de la marca personal de los profesionales del deporte, analizamos su modelo de negocio. Dentro de él, a sus públicos, donde identificamos a los periodistas como aliados. Los periodistas son el vínculo con los aficionados, son los que nos dan presencia mediática, los que nos ayudan a posicionarnos.
La percepción que tiene un periodista es importante porque informará sobre nosotros en base a nuestros actos y resultados, pero también influirá esa relación y comunicación, y la extenderá a la sociedad. Esto no significa que los periodistas sean dioses con un poder superior, ni que les tengamos que agradar a toda costa, pero sí hay que aceptar su rol como transmisores y conectores. Cuando respondes una pregunta a un periodista, no sólo le estas respondiendo a él, sino a todos los aficionados que se informan a través de él. Las preguntas se seleccionan en base a lo que el periodista considera interesante, analizable o noticiable.
Su percepción puede ser acertada o errónea, como la de cualquiera. El conflicto entre el profesional del deporte y el periodista surge cuando esa percepción hace que el entrevistado se sienta ofendido. Estaría bien que los periodistas pregunten sin mostrar sus opiniones o con el clásico truco de “qué les dirías a los aficionados que piensan que…”. Cuando el entrevistado se siente ofendido u atacado piensa que parte en desventaja en esa comunicación, y que tiene que convencer al otro o justificar sus decisiones, y de no lograrlo, no se tendrá en cuenta su respuesta.
Las preguntas abiertas dan pie a la reflexión, las preguntas cerradas, no dan pie a nada. También hay que defender que, desde el lado del periodista, es difícil entrevistar a alguien con pocas habilidades comunicativas, y que termina respondiendo con un sí o un no. Ese es uno de los motivos por los que se tiende a hacer preguntas en las que se les da la respuesta hecha, para que todo resulte más rápido y fácil, pero en el fondo, es menos real.
Seguridad, respeto y aceptación
Para afrontar preguntas hechas o preguntas con cargas interpretativas hay que sentirse muy seguro de uno mismo, ser capaz de decir “no, yo lo veo de otra manera”. Pero además, hacerlo sin sentirse ofendido previamente ni querer ofender ni imponer su criterio al que hizo la pregunta. Se trata de ser asertivo. Respetar tus ideas, pero también respetar al que tienes en frente, y buscar el entendimiento mutuo.
Es cierto que hay intrusismo en el periodismo, que es una profesión que busca tanto la inmediatez que a veces se olvida de la preparación, que en el ámbito deportivo se tiende al amarillismo, y que hay una creatividad y un lenguaje más desenfadado, pero eso no lo hace menos periodismo. El periodista tiene la formación en periodismo. Evidentemente el entrevistado está más versado en su tema, pero eso no hace que el periodista, en base a su preparación, información, experiencia, capacidad analítica y de síntesis no pueda hablar sobre ese tema.
El deporte no es sólo para los expertos de alto rendimiento, es para todos, tengan más o menos conocimientos. Si el deporte engancha, es porque todos pueden comenzar a practicarlo y aprender. El que menos sabe, puede disfrutar tanto como el que más, por lo que también puede opinar, querer aprender o preguntar, y se merece ser escuchado y respetado.
Además del respeto, la clave está en la aceptación. No sólo aceptar los errores y no echar balones fuera ni buscar culpables que nos conviertan en víctimas. Además, hay que aceptar que se es un personaje público, en un cargo o profesión que tiene una exposición mediática. No se trata de atender a la prensa como si fueras al dentista, ni de estar seco y cortante para que no te quieran preguntar más y se acabe el suplicio cuanto antes. Atender a tus públicos, incluidos los periodistas, forma parte de tu trabajo.
Los detalles y la reputación
De la forma en la que haces algo pequeño, se entiende que haces el resto. Repetimos patrones, repetimos comportamientos. Por eso, si alguien no es capaz de gestionar sus emociones ni relacionarse con un público concreto, como el de los periodistas, es fácil interpretar que tampoco sabrá relacionarse con cualquier otro publico, incluido su grupo de trabajo. Esa sensación genera inseguridad, y afecta a tu reputación.
Y seguimos con los pequeños detalles. El mensaje no solo son palabras que tienen un significado, evidentemente el tono, así como la comunicación no verbal forman parte de él. Sin embargo, aunque existen estudios y análisis, no todo el mundo se comunica de forma coherente, ni interpreta los signos y tonos de la misma forma. Es algo que depende de la cultura, pero también depende de los pensamientos de uno mismo, son muy fácil de malinterpretar. Por eso, hay que evitar interpretar, repreguntar y ser literal.
Para terminar el post, te resumo cinco claves para gestionar las preguntas de los periodistas:
- Asumir los posibles errores y resultados desfavorables.
- Aceptar las opiniones distintas de los demás.
- No buscar segundas intenciones, ser literal.
- Repreguntar o pedir más información hasta que la pregunta quede clara.
- Dar información de lo que hacemos sin sentir que nos justificamos ni excusamos.
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